La Sucia o Siguanaba, conoce la leyendas del famoso espíritu que recorre ríos y asusta a los enamorados.

Ya hemos dicho en diversas ocasiones que Honduras es un país lleno de una magnífica y muy diversa cultura en la cual el folclore está muy bien afianzado en la misma. En ella podemos encontrar muchos personajes que evocan a nuestros miedos más profundos y que alertan a todo aquel que anda hasta muy tarde en la calle perdiendo tiempo. Por lo general estos seres sobrenaturales solo nos asustan pero también nos alertan para que dejemos un estilo de vida inadecuado y así es el espíritu del que hablaremos hoy.

Conocida popularmente como La Sucia pero también se le conoce como La Siguanaba, se trata de una de las leyendas más populares de Honduras y que ha formado parte de nuestro folclore desde hace muchísimos años, no es exclusiva de Honduras ya que también se puede escuchar de ella en casi todos los países de Centro América y en México, en donde se le conoce como Segua. Al ser una de las leyendas más populares de Honduras, es también una de las más tergiversadas, en cada región se cuenta de una forma individual y única, sin embargo todos cuentan en algo por igual: Su aspecto es terrorífico.

La historia de la Sucia.

De acuerdo a lo que se cuenta en la historia de este personaje, el origen de la Sucia viene de una muchacha que era muy bonita y que vivía con sus padres, ella siempre les ayudaba en los quehaceres que tienen que ver con la casa y entre ellos se encuentra el de lavar la ropa en el río. Un día, cuando la joven cumplió 15 años, un hombre joven, buen mozo, muy trabajador y de buena familia, se enamoró perdidamente de ella y rápidamente fue a pedir su mano a la familia de la muchacha.

La familia por supuesto que rápidamente aceptó, pues sabían que él venía de buenos orígenes, un buen partido, por lo que rápidamente pusieron fecha para la boda. Llegado el gran día de la celebración nupcial, el sacerdote que estaba oficiando la boda pidió a los novios la fe de bautismo como un requisito clave para realizar el matrimonio, requisito que la joven no pudo cumplir ya que no había sido bautizada. Ante este detalle, el sacerdote se negó rotundamente a realizar la boda, muy a pesar de las súplicas que realizaba la familia de los novios de que bautizara a la joven en el momento y luego los casara.

Al no poder casarse con su hombre amado, la joven cayó en una profunda depresión que casi la llevó a la locura y el novio al verla en ese estado, perdió toda esperanza de casarse con ella. La muchacha decidió no quitarse su vestido jamás y lo usaba todo el tiempo. Un día, descubrió la noticia de que su amado se casaría con otra mujer y ella finalmente perdió la cordura como si un demonio se apoderada de ella, corrió hacia un acantilado dando gritos de profundo dolor y finalmente se dejó caer al vacío, perdiendo la vida al instante.

Un espíritu dolido que vaga.

Se dice que desde entonces el espíritu de la joven vaga errante en busca de su eterno enamorado y se cree que este es el motivo por el cual se le encuentra en zonas solitarias, ríos y caminos, vestida de blanco y causando el terror entre todos aquellos hombres, sobre todo, que son tunantes o enamoradizos, también en los borrachos o todo aquel que se encuentre solo y desprevenido. La forma en la que La Sucia se presenta ante sus víctimas es generalmente como una hermosa mujer de abundantes curvas o como la forma de la mujer que les gusta pero vista desde la espalda.

La víctima corre o persigue a La Sucia pensando que es una mujer bella o su enamorada y cuando este se acerca demasiado a la mujer, esta se voltea pero ya no es una hermosa mujer sino un escalofriante espíritu con cara de demonio que espanta al hombre y este enloquece al verla. El enamorado sale huyendo espantado y gritando de horror, se comenta que si la Llorona lo toca perderá la cabeza para siempre y jamás volverá a ser el mismo.

¿Conoces a alguien que haya visto a la Sucia? Déjanos saber tu opinión en la sección de comentarios. Te invitamos a leer nuestro artículo sobre La Llorona.